lunes, 14 de junio de 2010

Acto de presentación, lágrimas de emoción



Tras algunos días de preparativos, el equipo de 16 personas que tomaron parte en la presentación oficial del libro finalizaron su trabajo con un éxito. Un acto ameno, distendido, original y muy muy emotivo. Muchas, muchas personas, lloraron de emoción durante la proyección audiovisual EL VALLE, disfrutaron con unas explicaciones soberbias sobre algunas fotografías del libro, con expertos de la talla de Vicente Carpio, Rafael Abarca, Miguel Costa, Patricia Catalán, Mercedes Sáez, Andrés Escribá y Miguel Angel Toledo, que cada uno en su materia demostraron que detrás de cada fotografía hay una historia.

El auditorio, que se llenó tímidamente unos 15 minutos después de lo previsto, enmudeció con las imágenes que se veían en pantalla, muchas de sitios mil veces vistos y fotografiados, pero con una mirada distinta.


El agradecimiento de los políticos fue rotundo: -"iniciativas como esta son las que hacen grande a Ayora"-, dijo Manuel López, Alcalde de Ayora, en un discurso que pareció salir directamente del corazón.


El equipo de la Concejalía de Cultura funcionó como un reloj suizo, Eduardo Pardo y Jose Vicente controlaron luces y sonido, Rosana Romero presentó el acto como si fuese una profesional de la comunicación, demostrando una implicación con todo lo relacionado con la cultura de la que debieran tomar nota sus jefes. La propia Concejala de Cultura, Laura Landete se implicó hasta la médula en la organización y no dudó en asistir a todos los ensayos y ver una y otra vez las presentaciones.


Laura Catalán entrevistó a los protagonistas, que tuvieron una reunión previa en la "sala VIP", donde hubo algún aperitivo junto a las indicaciones oportunas sobre el evento. Javier Osvaldo Coronel, informático de altura se situó en lo más alto del Auditorio para controlar unos programas con los que no había margen de error.


La firma de ejemplares por el autor estuvo llena de emociones, cada uno a su manera me hicieron llegar su agradecimiento por el trabajo realizado, y es que aunque acababan de comprar el libro, humildemente ampliaron su agradedecimiento por haber dedicado tanto esfuerzo a la comarca donde viven. Las dedicatorias fueron saliendo una a una, nada a la ligera, preguntando a cada persona por algo que pudiese formar una frase bonita, y algunos mientras la escribía, se volvieron a emocionar. Justo lo que quería, llegar al corazón de la gente, mucho más importante para mí que vender libros (que lógicamente también lo es) y es que a veces las fotografías son más que fotos...Y una noche más que casi no pegué ojo...